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¿Cómo los peces y cetáceos sobreviven a las altas presiones del fondo del mar?

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    Recientemente, hemos sido testigos de la increíble presión que el fondo del mar puede ejercer sobre estructuras sólidas como los submarinos. A pesar de estar fabricados con materiales resistentes y diseñados específicamente para soportar altas presiones, un ligero desperfecto o un fallo de seguridad puede hacer que colapsen bajo el peso del agua. Sin embargo, ¿cómo es posible que los peces y cetáceos, criaturas mucho más irregulares y compuestas principalmente por huesos, vísceras, músculos y piel, sean capaces de soportar semejantes presiones?

    La diferencia de presión, no la presión en sí, causa el colapso

    Antes que nada, es importante aclarar que la causa del colapso de una estructura no es la presión en sí, sino la diferencia de presión entre el interior y el exterior. Cuando un objeto aumenta de volumen, reduce la presión, mientras que si aumenta la presión, reduce su volumen. En el caso de un submarino o un avión, que están sellados de forma estanca, el interior mantiene la presión ambiental que había en el momento en que se cerraron las escotillas.

    Cuando se desciende a las profundidades del mar, la presión exterior aumenta aproximadamente una atmósfera por cada diez metros. Mientras tanto, en el interior del submarino, se conserva la presión inicial. En este sistema, las presiones tienden siempre a igualarse, por lo que la presión exterior intenta aplastar el objeto hasta que su presión interna se iguala a la del entorno. Sin embargo, gracias a la forma y estructura del objeto, se evita el colapso.

    Los peces y cetáceos no son objetos huecos

    A diferencia de los submarinos, los peces y cetáceos no son objetos huecos. En su interior, órganos y tejidos están compuestos por células, que son principalmente sacos rellenos de agua. A diferencia del aire, el agua es mucho más difícil de comprimir. Por lo tanto, los animales que viven a gran profundidad pueden igualar la presión del entorno sin necesidad de perder volumen y, por lo tanto, sin colapsar.

    Muchos peces disponen de un saco interno llamado vejiga natatoria, que pueden inflar o desinflar para igualar la presión del interior de su cuerpo con la del exterior. Esto les permite nadar sin problemas a diferentes profundidades. Sin embargo, no todos los peces tienen la misma capacidad para moverse por la columna de agua y suelen vivir en un rango de profundidades adecuado a su fisiología.

    Si quieres descubrir más sobre el fascinante mundo de los peces en el fondo del mar, te recomiendo visitar este enlace.

    Los pulmones de los cetáceos

    Los cetáceos, como los narvales, cachalotes y zifios de Cuvier, tienen la capacidad de sumergirse a profundidades impresionantes. Sin embargo, a diferencia de los peces, necesitan el aire para respirar y deben subir a la superficie para tomar aire fresco. Esto implica cambios bruscos de presión, que pueden causar problemas como el síndrome de descompresión.

    Además, los cetáceos tienen pulmones, que son sacos con aire. El aire puede comprimirse y los pulmones pueden colapsar. Para evitar estos problemas, los cetáceos tienen un sistema especial. Pueden contraer parcial o totalmente sus pulmones, almacenando el oxígeno necesario en la sangre. Esto evita que el nitrógeno se infiltre en la sangre y que se mantenga aire en el interior de su cuerpo que pueda llevarlos al colapso.

    Si te interesa conocer más sobre el increíble hallazgo de peces que desafían la falta de oxígeno en el Golfo de California, te invito a leer este artículo.

    En resumen, los peces y cetáceos han evolucionado para adaptarse a las altas presiones del fondo del mar. Su estructura interna y sistemas especiales les permiten igualar la presión del entorno sin colapsar. Es fascinante cómo la naturaleza ha encontrado soluciones ingeniosas para sobrevivir en ambientes extremos.